XacopediaCarlos III

Carlos III de Borbón llamado el Político (1716-1788), realizó, en la línea del despotismo ilustrado propio de su época, importantes reformas sin quebrar el orden social, político y económico básico, con ayuda de un equipo de ministros y colaboradores ilustrados como Esquilache, Aranda, Campomanes, Floridablanca, Wall y Grimaldi. Reorganizó el poder local y las haciendas municipales, poniéndolos al servicio de la monarquía. Acotó los poderes de la Iglesia, recortando la jurisdicción de la Inquisición, y en la pugna por afirmar la soberanía estatal, expulsó de España a los jesuitas en 1767. Fomentó la colonización de territorios despoblados, especialmente en la zona de Sierra Morena, donde las “nuevas poblaciones” contribuyeron a erradicar el bandolerismo, facilitando las comunicaciones entre Andalucía y la meseta. Reorganizó el ejército, al que dotó de unas ordenanzas (1768) destinadas a perdurar hasta el siglo XX.

Impulsó los transportes y comunicaciones interiores, con la organización del correo como servicio público y la construcción de una red radial de carreteras que cubrían el territorio español convergiendo sobre la capital. Así, a expensas del Estado, impulsó el Real Camino Francés, denominación otorgada por él mismo, con la ejecución de tramos más anchos, capaces de transportar carruajes para comunicar entre sí poblaciones de cierta entidad.

El hospital de peregrinos y la Cofradía de Santo Domingo de la Calzada se crean en el siglo XII, pero en el XIV se incluirán bajo su amparo pobres marginados y falsos peregrinos, que convierten este centro en un lugar de gran afluencia que subsistió a base de una amplia dotación económica, hasta que durante el reinado de Carlos III se ve sustituido por un hospital de pobres.

En aquel entonces, los peregrinos extranjeros estaban regulados mediante una “dimisoria” extendida por el obispo de su lugar, que debía ser presentada en la frontera para obtener la licencia administrativa. Con esta “dimisoria” se pretendía evitar la entrada en España a peregrinos “enemigos de la fe católica”. La exigencia de esta “dimisoria” perduró hasta la nueva normativa de Carlos III de 1778. El incumplimiento de estas disposiciones o el extraviarse en los caminos podía ser sancionado con el servicio en galeras, incluso con perpetuidad si era reiterativo y se le condenaba por tercera vez. Incluso más tarde, la condena era en el servicio de armas o la Marina. Esta legislación, para evitar la presencia de vagabundos haciendo de romeros, llegó hasta el siglo XIX en el caso navarro. [IM]


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