Juan de Dios, San

Santo de la Iglesia (1495-1550). Es posible que hubiera peregrinado al sepulcro del apóstol Santiago, aunque los investigadores no acaban de ponerse de acuerdo sobre la veracidad de su romería y las biografías más coetá-neas no mencionan el supuesto viaje.

Por lo que respecta a la fecha, las fuentes no coinciden, aunque todas ellas la datan a lo largo de la década de 1530, antes de su conversión al servicio de los desfavorecidos. Una de las posibilidades que se baraja es que hubiera peregrinado en 1535. Otros autores la sitúan en 1532, tras combatir con las tropas del conde de Oropesa, para auxiliar a Carlos V en el asedio sobre Viena; a su regreso desembarcaría en el puerto de A Coruña, desde donde proseguiría hacia Compostela por tierra.

Años después de su supuesta peregrinación se produce el hecho trascendental que marcará la vida de este hombre que, hasta la fecha, había ejercido de soldado, tratatante de ganado, albañil y vendedor de libros y estampas. En 1539, mientras escuchaba el sermón de San Juan de Ávila en la ermita de los Mártires, tiene lugar su conversión. Las palabras de este religioso lo llevan a destruir los libros que vendía y a vagar desnudo por la ciudad. Por este comportamiento excéntrico es encerrado en el hospital Real. Juan de Ávila, quien dirige sus pasos, lo manda peregrinar al santuario de Guadalupe, en Extremadura. Allí madura su propósito y a los pies de la Virgen promete entregarse a los pobres, a los enfermos y a todos los desfavorecidos del mundo. Comienza así una vida de dedicación a los demás a lo largo de la que fundará varios hospitales. Su obra es la Orden hospitalaria de San Juan de Dios. [XIV]