XacopediaLegendario Húngaro.

La reciente publicación de un libro sobre el tema me permite entrar en un universo que nada tiene que envidiar al del Códice Da Vinci u otras intrigas medievales tan en boga. El manuscrito iluminado conocido como Legendario Húngaro de los Anjou (Magyar Anjou Legen-dárium) es una de las grandes joyas de la miniatura del siglo XIV y, sin duda, una de las obras que más rodeadas de interrogantes.

A lo largo del siglo XX gran parte de sus folios han ido apareciendo en diferentes lugares del planeta: bibliotecas, anticuarios, casas de subastas, colecciones privadas y hasta viejos almacenes. Hoy día gran parte del códice puede reconstruirse en base a los fragmentos dispersos en seis sedes diferentes: la Biblioteca Apostólica Vaticana, la Pierpont Morgan Library de Nueva York, el Ermitage de San Petersburgo, la Bancroft Library de Berkeley, el Metropolitan Museum de Nueva York y el Museo del Louvre de París.

El resultado de esta accidentada historia nos permite conocer 142 folios de los 176 originales, cada uno de ellos iluminado con cuatro miniaturas acompañadas únicamente por breves lemas latinos, sumando un total de 549 que ilustran las vidas de Cristo y 57 santos.

Decíamos al comienzo que el códice está rodeado de misterios, repasemos alguno de ellos: la fecha de su ejecución, el artista o taller que lo iluminó, el mecenas que lo encargó e, incluso, la nacionalidad de ambos. Aunque no puedan descartarse novedades de cualquier tipo, hoy día la mayor parte de los expertos coinciden en fecharlo en el segundo cuarto del siglo XIV y atribuir su mecenazgo a la rama húngara de la familia de los Anjou. Entre los motivos que respaldan esta hipótesis ha jugado un papel decisivo la relación con otro importante códice miniado, la Biblia Nekcsei de Washington, una obra realizada por encargo de Demeter Necksei-Lipócz, tesorero del rey Carlos Roberto de Anjou muerto en 1338. Otro aspecto importante para vincularlo con la entonces casa real de Hungría es la fuerte presencia de los santos húngaros de la dinastía real húngara de los Arpad, asimismo, la vida de otro santo emparentado con los reyes de Hungría, Luis de Anjou, ha contribuido a fechar el manuscrito pues su canonización en 1317 impide que las miniaturas fuesen realizadas con anterioridad a esa fecha.

Un aspecto mucho más espinoso es el de la atribución artística del códice, pues sólo en 1996 Ulrike Bauer-Eberhardt ha señalado el nombre de Nerio, artista activo en Bolonia entre los años veinte y cuarenta del siglo XIV, gran conocedor del mundo centroeuropeo que había trabajado durante los años veinte en St. Florian, Austria, trasladándose posteriormente a Hungría para “participar en proyectos muy ambiciosos en el campo de la miniatura”. [RV]


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