peregrinatio.

Se identifica mediante este término la idea medieval de la peregrinación, momento en que surge esta nueva concepción del viaje como itinerario hacia lo sagrado. La peregrinación medieval cristiana -la peregrinatio propiamente dicha- se entiende como hecho exclusivamente religioso. No se concibe otra finalidad. Es un símil de la existencia: se peregrina por una senda hacia un santuario como se pasa por la vida, convertida en un camino hacia Dios. “Yo soy el Camino”, había dicho Jesús. Y el camino de la peregrinación es una peregrinatio pro Christo.

El concepto de peregrino como extranjero se transforma en la Edad Media en viajero hacia Dios, materializado en distantes santuarios como el de Santiago, que se convierten así en representaciones intercesoras para el viaje definitivo. Por eso, el peregrino medieval se convierte en sustancia de lo sagrado, en ser al que hay que recibir y acoger como si fuese el mismo Jesús, como demuestran las estrictas exigencias que en este sentido explicita el Liber Sancti Iacobi (s. XII). Así resume Ludwig Schmugge esta nueva dimensión: “Peregrini son ahora textualmente aquellos que causa orationis o causa poenitentiae se dirigen a lugares expendedores de curación o de gracia, a los locus sanctorum.”

Hacia el final de la Edad Media la estricta peregrinatio original irá abriéndose a otras perspectivas y el camino hacia un santuario será también motivo para un viaje de conocimiento, para un itinerario caballeresco o para dar respuesta a inquietudes diversas. Con posterioridad esta diversificación será todavía más evidente. No hay más que acercarse a los relatos de determinados peregrinos de los siglos XVI al XVIIII.

Actualmente la Iglesia, que sigue observando la peregrinación desde una perspectiva exclusivamente religiosa -diferencia entre peregrino y caminante de forma decidida- admite que esta práctica pueda tener motivaciones secundarias: turismo, cultura, nuevas experiencias, etc. Durante gran parte de la Edad Media el homo peregrinationis lo era en esencia. Ni si planteaban ni se daban las condiciones para otra concepción del hecho. La peregrinatio era una prueba casi constante de supervivencia para unos hombres y mujeres desvalidos y que dependían prácticamente en exclusiva de la caridad y la hospitalidad que ofrecía la ruta. Como dice San Mateo: “¡Qué estrecha es la puerta y qué angosta la senda que lleva a la vida, y que pocos son los que dan con ella!”. Este era el sentido, en definitiva, de la peregrinatio medieval. [MR]

V. homo viator