XacopediaFisterra, cabo

Cabo situado en la Prolongación Jacobea a Fisterra (240 m). A 87 km de Santiago. El faro se sitúa en el extremo más occidental del cabo al que los escritores clásicos llamaron promontorio Nerio o promontorio Céltico. Una pequeña carretera que sale de la villa del mismo nombre lleva hasta el faro (3 km), tras pasar por la iglesia parroquial románica (remodelada en el siglo XV) de Santa María das Areas. Antiguamente se accedía por una senda llamada camiño da corredoira, hoy en día impracticable, por lo que se debe seguir la sinuosa carretera construida en 1927. Avanzando desde Santa María das Areas, se deja atrás una reciente estatua con la figura de un peregrino y ya, a la altura de la fuente de Cabanas, se puede observar, en la ladera que da al océano, el moderno cementerio del arquitecto César Portela, concebido con un diseño moderno y funcional que ha sido largamente discutido, sobre todo por la propia gente de Fisterra. El mismo arquitecto ha remodelado el área de recepción del faro, donde se divisa, en un plano elevado, el edificio llamado El Semáforo, una antigua estación de señales reconvertida en hotel.

El edificio donde se sitúa el faro (diseñado por Félix Uhagón), se inauguró en el año 1853, con un alcance luminoso de veinticuatro millas y lámpara de aceite, y de su mantenimiento se ocupaban tres torreros. Sobre su funcionamiento hubo, al parecer, diversas quejas de armadores ingleses, alarmados por la cantidad de naufragios y accidentes en una costa tan peligrosa. Así, en 1989 fue instalada la famosa sirena que atruena el lugar los días de niebla y que, por su peculiar sonido, ha sido bautizada como “la vaca de Fisterra”. El faro fue electrificado en 1931, y en la actualidad alcanza las treinta y siete millas de señal.

Final de todos los caminos de Europa, al faro de Fisterra llegan diariamente peregrinos de las más remotas procedencias que, después de visitar el sepulcro de Santiago el Mayor en Compostela, quieren terminar su camino ante el mar infinito que ya causó el asombro de los antiguos, admirados -como las legiones de Décimo Junio Bruto- ante el solpor, la puesta de un sol que como una pavesa ardiente se hunde en el mar, en los confines de lo que para millones de seres humanos fue el fin del mundo antiguo. Por eso se le citaba como el mare tenebrosum, el mar de las tinieblas, el temido mar sin retorno.

Actualmente, los peregrinos han sustituido el lavado personal que por mera higiene sus antecesores realizaban en el arroyo de A Lavacolla, a las puertas de Compostela, por otro más simbólico, de purificación de cuerpo y alma, en el inmenso arenal de Langosteira, en Fisterra. De igual modo, así como antes y también por higiene quemaban sus ropas en la compostelana cruz dos Farrapos, ahora lo hacen con una intención meramente purificadora junto a la propia torre del faro, que se eleva sobre el monte de San Uxío. Todos estos modernos ritos implican una regeneración, una purificación y abandono de “lo viejo” para un renacer ante el mar infinito, después de realizar una de las últimas y más duras aventuras para el hombre contemporáneo: el Camino de Santiago. Unas escaleras descienden hasta el quemadero de ropa, sobre el que ha sido construida una cruz que incluye la representación del Santiago peregrino hallado en el antiguo baldaquino de la cercana iglesia de Santa María das Areas. En un lateral, una humilde bota de bronce, colocada allí por los amigos del Camino de Santiago, recuerda a los peregrinos el final de su camino. Para estos es fundamental, asentados en silencio en los peñascos que miran al oeste, contemplar la puesta de sol, un grandísimo espectáculo que para muchos representa la muerte del hombre viejo tras recorrer los viejos caminos de Europa. Su viaje a Fisterra, en los últimos confines del mundo, sólo puede significar un renacimiento y el resurgir de un hombre nuevo. El ver hundirse el sol en el mar, a la par que la luna ilumina los farallones del monte Pindo, es un espectáculo emocionante para los que han dejado atrás todo tipo de sufrimientos y fatigas para llegar hasta allí. Curiosamente, la fiesta tradicional de Fisterra, en la que todo el pueblo se implica, es la representación de la Resurrección del Señor, junto a otro lugar mítico: Santa María das Areas. [JAR]

V. ara solis / Facho, monte / Fisterra-Muxía, Camino de / San Guillerme, ermita de


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