XacopediaGuillermo X

Duque de Aquitania y conde de Poitiers (ca. 1099-1137). Peregrina a la tumba del apóstol Santiago en 1137. Se le conoce con el nombre caballeresco de Gaiferos de Mormaltán. Probablemente, su viaje estuvo motivado por la necesidad espiritual de limpiar algún sentimiento de culpa y dejar en paz su alma. Falleció en el interior de la catedral de Santiago el mismo día que completó su peregrinación. Este hecho fue recogido e idealizado por algún trovador o juglar, que compuso uno de los más bellos romances de tema jacobeo en lengua gallega, el Romance de Don Gaiferos de Mormaltán.

Su trágica muerte y las particulares circunstancias en las que acaeció han trascendido en el tiempo e inspirado otras composiciones literarias que mantienen viva la memoria de este duque, convirtiéndolo en uno de los peregrinos jacobeos más relevantes. La especial relación entre Guillermo X y Compostela sería aún mayor de ser cierta la afirmación expuesta por algunos autores, entre ellos Álvaro Cunqueiro que sostiene que había peregrinado anteriormente en varias ocasiones y que el desafortunado viaje en el que le abordó la muerte sería el octavo. El Romance de Don Gaiferos fue cantado durante muchos años por los juglares y más tarde por ciegos a las puertas de la basílica compostelana. Consta de una parte narrativa, otra de conversación con el juglar y la tercera es una invocación al Apóstol, para que allí, delante de las gradas del altar, en la catedral, le conceda la gracia de morir.

Además de este romance, otras de las manifestaciones poéticas basadas en su muerte son un planto compuesto por el trovador provenzal Cercamon, que constituye una obra modélica en el arte de versificar en lengua occitana, y una hermosa elegía en versos latinos realizada por el monje R. de Poitou que reza:

Dumque, peregrinus Jacobi se reddit ad aram
Suscepit Jacobus corpore, post anima
.

Guillermo X era hijo de Philippa, descendiente del conde de Toulouse, y de Guillermo de Poitiers, también llamado Guillermo el Trovador, por ser el primer trovador conocido y uno de los más importantes de Francia. Guillermo X participó junto al conde de Anjou, Godofredo el Bello, en la lucha contra Normandía, donde permaneció tranquilo en su frontera norte y donde guerreó largo tiempo en el sur.

Entre 1130 y 1135 apoya al antipapa Anacleto II, motivo por el cual San Bernardo de Claraval lo acusa de herejía. En 1135 se reúne con Bernardo y depone su apoyo al antipapa, peregrinando, según algunos investigadores, para demostrar su inocencia. Por otra parte, se baraja la posibilidad de que deseara expiar los desafueros que había cometido durante su campaña militar en Normandía el año anterior, constituyendo un claro ejemplo de peregrino penitente, tal y como recogió el cronista Orderic Vitales (ss. XI-XII) al afirmar que va a Compostela en poenitentia motus.

Falleció Guillermo el mismo día en que llegó a Santiago, el 9 de abril, Viernes Santo, ante el altar del Apóstol, tras haber recibido la sagrada comunión y mientras se cantaba la Pasión del Señor. Su muerte se consideró ejemplar y la noticia hizo aumentar las caravanas de peregrinos hacia Compostela. Sin embargo, los historiadores no concluyen que esta historia sea cierta, pues hay quien afirma que el duque murió en Siena en 1155; otros sostienen que feneció en el año 1157 en Tierra Santa y que se trataba de un eremita. Algunos incluso aseguran que Guillermo nunca estuvo en Santiago y que sería él quien, intencionadamente, habría dejado correr la voz de su fallecimiento para ahuyentar las sospechas de la justicia, que lo reclamaba por favorecer la herejía peregrina a Santiago.

Otro de los múltiples interrogantes que plantea su persona es la identidad de sus hijos. Con seguridad, fue el padre de la sabia y poderosa Leonor de Aquitania, pero se duda sobre si también lo fue de Felicia y Guillén, los protagonistas del Misterio de Obanos. Al margen de vínculos familiares, lo cierto es que las historias de Guillermo X y los hermanos de Obanos reproducen, de alguna manera, el mismo esquema de peregrino penitente que busca en el Camino de Santiago el perdón de sus pecados. Además, ambas dieron lugar a conocidas leyendas medievales ancladas en hechos históricos, pero en las que se perdió el contorno real, lo que originó entonces numerosas versiones.

Muchos estudiosos e investigadores identifican a Guillermo X con San Guillermo, el eremita asentado en Fisterra. Estos teorizan que en realidad el duque de Aquitania se habría acercado hasta esos parajes para terminar sus días en soledad en la capilla de San Guillerme. Absteniéndose de fijar una identidad concreta, Antón Pombo cita a San Guillermo como uno de los primeros peregrinos documentados en Fisterra ya que, tras visitar Compostela, habría continuado hasta el fin del mundo. Comenzaría aquí una vida como eremita, alcanzando un notorio culto entre el pueblo gallego y los jacobitas. Actualmente, en su arruinada capilla-eremitorio aún se encuentran algunos vestigios del “lecho de San Guillermo”, piedra asociada a las antiguas prácticas para recuperar la fertilidad que, al ligarla al santo, fue cristianizada. La capilla habría sido abandonada y después robadas las reliquias de San Guillermo por los piratas bretones, lo que dificulta el proceso para dilucidar su verdadera personalidad. Las historias contadas por los propios peregrinos ayudan a difuminar la identidad de este romero, de manera que existen múltiples teorías.

La más extendida asegura que se trata de Guillermo X. Los detractores de esta versión la descartan precisamente por la identificación de la figura legendaria del propio duque como el peregrino Gaiferos de Mormaltán. Mientras, para otros San Guillermo se trataría simplemente de un peregrino anónimo al que, con el paso del tiempo, se le atribuirían datos y elementos biográficos y milagrosos de otros santos eremitas, como Guillermo de Orange o del Desierto, de San Guillermo de Vercelli o del protagonista del misterio de Obanos, San Guillén. [XIV]

V. Gaiferos de Mormaltán / San Guillerme, ermita de


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