XacopediaMuseo de la Catedral de Santiago

Fundado en 1930, recoge las huellas de la extraordinaria historia del santuario en el que se custodian y veneran los restos del apóstol Santiago. Además, es testimonio de la peregrinación a Compostela y depositario de importantes ofrendas y colecciones artísticas.

Actualmente, la visita al museo incluye varias zonas del recinto catedralicio, divididas en tres grandes bloques: Obradoiro-claustro, tesoro-capilla de las Reliquias y cripta del Pórtico de la Gloria. El conjunto posibilita al visitante adquirir un conocimiento completo de la historia e importancia artística de la catedral de Santiago a través de las obras expuestas y de los espacios singulares comprendidos en el recorrido.

El área Obradoiro-claustro se sitúa en un lateral de la fachada de la catedral. Desde allí se accede a las cuatro plantas del edificio claustral que forman parte del museo. Siguiendo un discurso museológico clásico, de carácter cronológico y que, necesariamente, ha de adaptarse a las particularidades de los espacios habilitados como salas, presenta, en las dos primeras plantas, -tradicionalmente conocidas por museo arqueológico-, la historia de la catedral, desde el descubrimiento de los restos del apóstol Santiago, en tiempos del obispo Teodomiro, hasta el siglo XVIII.

Piezas y objetos procedentes de las diferentes excavaciones realizadas en la catedral, como laudas funerarias o elementos arquitectónicos, así como paneles explicativos y una maqueta que ilustra las transformaciones vividas por el edículo apostólico desde la época romana hasta la actualidad, dan a conocer la romanización y cristianización de Galicia. Además de los orígenes del fenómeno jacobeo y de la ciudad de Santiago, de su consolidación como importante centro de peregrinación en las últimas décadas del siglo IX, con la construcción de las primeras basílicas, de Alfonso II y, especialmente, la de Alfonso III, de la que se exhiben algunas piezas.

El auge que alcanzan las peregrinaciones a Santiago en el siglo XI, con un importante apoyo de la Iglesia y de la Monarquía, hizo necesaria la construcción de una nueva basílica. Se inicia en el año 1075, bajo el reinado de Alfonso VI y siendo obispo Diego Peláez. Las obras de la nueva catedral medieval se prolongarán en el tiempo, en etapas sucesivas, hasta el año 1211, en el que se celebró, en presencia del rey Alfonso IX, su consagración. Esta, aunque ha mantenido su estructura románica, ha vivido, a lo largo de los siglos, diversas intervenciones y reformas que han ido variando su fisonomía, tanto al interior como al exterior.

Precisamente, a todas estas modificaciones de la basílica se debe la mayor parte de las piezas que, con el título genérico de La construcción de la Catedral, se exponen en el resto de salas de la planta baja. Sobresalen importantes obras procedentes de la primitiva fachada del Paraíso, sustituida en la segunda mitad del siglo XVIII por la actual Azibechería, de la que destacan los fustes entorchados que enmarcaban las portadas de acceso a la catedral, así como piezas de otras antiguas fachadas de la catedral y, con especial detalle, la decisiva aportación del maestro Mateo, que entre los años 1168 y 1211 se encarga de rematar la construcción de la basílica con el cierre de las naves, el Pórtico de la Gloria, la fachada occidental y el coro pétreo, que hasta los primeros años del siglo XVII ocupó los primeros tramos de la nave central. De todas estas actuaciones se exponen importantes muestras en el Museo, como el rosetón de la fachada medieval, piezas de su arco central y una secuencia de piezas de la cornisa.

Capítulo aparte merece el coro pétreo mateano, el “más lindo Coro antiguo que avía en España”, con el que el maestro Mateo daba por terminado su trabajo en la catedral y, por tanto, estaría listo el 23 de abril de 1211, año en el que se consagró la basílica. Derribado, definitivamente, en el año 1604, el progresivo hallazgo de piezas a él pertenecientes y una ardua labor de investigación permitieron, en el año 1999, la apertura de una sala del Museo dedicada a este, en la que se expone, con otras obras, una reconstrucción parcial de la sillería alta y de su cerca exterior.

Bajo el epígrafe El arte en la Catedral en los siglos XIII a XVIII se hallan diversas piezas relacionadas con las intervenciones que se fueron llevando a cabo en la catedral y sus espacios anejos, cada una de ellas fruto de su tiempo y, en la mayor parte de los casos, relacionadas con arzobispos y mecenas que dejaron, de este modo, su huella en la historia: la construcción del claustro gótico en los años centrales del siglo XIII, -sustituido en el renacimiento por el actual-, las capillas funerarias relacionadas con el claustro, la frustrada construcción de una nueva cabecera gótica, el reforzamiento de las defensas de la catedral en los siglos XIII y XIV, la capilla del arzobispo Lope de Mendoza, así como donaciones reales y ofrendas de peregrinación, componen un primer bloque de tallas de época medieval.

El renacimiento y el barroco están presentes en el viaje en el tiempo a través de las piezas y espacios del Museo, en el claustro plateresco, obra de Juan de Álava y Rodrigo Gil de Hontañón, también en las tablas procedentes del coro manierista, de Juan Davila y Gregorio Español, así como en relieves y fragmentos del retablo de Reliquias, de Bernardo Cabrera y G. Español, perdido en su mayor parte tras un incendio sufrido en 1921.

Del desarrollo de las peregrinaciones, de su apoyo institucional y de la importancia que el Camino de Santiago y su meta adquieren durante la Edad Media es buen ejemplo la colección numismática que se exhibe en una de las salas del Museo, con especial atención a la ceca compostelana y a ejemplos que acreditan la procedencia de los peregrinos.

Espacios singulares que, musealizados, conservan también el uso para el que fueron concebidos son la biblioteca, creada a partir del importante legado del canónigo Pedro de Acuña y Malvar, en 1814, y la Sala Capitular, de impresionante decoración rococó y en la que se muestran importantes tapices flamencos del siglo XVI con escenas de la Segunda Guerra Púnica.

Las llamadas salas de la Balconada, por el impresionante mirador que se asoma a la plaza de O Obradoiro, están dedicadas a las colecciones de artes textiles y de tapices. En la primera sala se expone, tras una delicada restauración, el gallardete de la nao capitana de la batalla de Lepanto, ofrenda al apóstol Santiago de Juan de Austria, tras la victoria cristiana en 1571; un conjunto de tejidos medievales de procedencia asiática y una selección de vestiduras y ornamentos litúrgicos de los siglos XVI al XIX.

En las cuatro salas dedicadas a los tapices, se muestran ejemplos de todas las series que integran el legado de Pedro de Acuña y Malvar a la catedral: representaciones de la historia de Aquiles realizados en el taller bruselense de Jan Räes en los años centrales del siglo XVII a partir de cartones de Rubens; piezas de temática mitológica de la misma época sobre cartones atribuidos a Van Thulden y Jacob Jordaens; obras tejidas en la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara con escenas costumbristas de los Países Bajos según modelos de David Teniers II; escenas de caza y de la corte madrileña basadas en cartones de José del Castillo para la Real Fábrica de Madrid, y doce tapices según obras de Francisco de Goya destinadas a decorar diferentes estancias de los reales sitios.

En sendos espacios de arquitectura renacentista situados en el lado norte del claustro, se encuentran el tesoro-capilla de San Fernando y la capilla de las Reliquias-panteón real. En el primero de ellos, con un altar presidido por la imagen de San Fernando, obra barroca de Juan de Seoane, se exponen importantes colecciones de vasos sagrados, cruces medievales y diversos objetos, entre los que cabe destacar la custodia procesional de Antonio de Arfe. Muchas de las piezas proceden de ofrendas de peregrinos a lo largo de la historia, como el retablo con escenas de la vida de Santiago, impresionante obra realizada en alabastro, testimonio de la peregrinación de John Goodyear, párroco de Chal (Winchester, Reino Unido), en el Año Santo de 1456.

Tesoros La capilla de las Reliquias de la catedral de Santiago es una alta estancia rectangular cubierta con bóvedas nervadas y caladas, presidida por el retablo neogótico realizado, en 1924, por Magariños, en sustitución del manierista de Bernardo Cabrera y Gregorio Español, incendiado tres años antes y del que se conservan algunas piezas en el museo. El busto-relicario de Santiago el Menor, el relicario de Santiago Coquatrix, el Santiago peregrino de Jean Roucel o los relicarios de Santa Paulina y Santa Florina son algunas de las obras más destacadas que se pueden contemplar en el retablo.

Al mismo tiempo, desde 1635, este espacio es panteón real y a él se trasladaron los sepulcros medievales de, entre otros, Fernando II y Alfonso IX de León, fundamentales, ambos, en la construcción de la catedral románica.

La visita al museo finaliza en la cripta del Pórtico de la Gloria, situada bajo la escalinata de la fachada de O Obradoiro. Es obra del maestro Mateo, que con su construcción salvó el desnivel de la catedral con la plaza, al tiempo que desarrolló, en una arquitectura ejemplar, un completo programa iconográfico que, actualmente, introduce al visitante en el Pórtico de la Gloria mediante paneles, audiovisuales y la reconstrucción en madera de los instrumentos musicales de los veinticuatro ancianos que coronan el arco central de la obra cumbre del maestro Mateo. [RY]


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