Xacopedianumismática

Ciencia que estudia las monedas y las medallas, sobre todo las antiguas. Sus orígenes datan del siglo XI a.C., cuando se intercambiaban trozos de oro o de plata como forma de pago. La etapa de esplendor de la peregrinación europea a Compostela, desde el descubrimiento del sepulcro apostólico (s. IX) hasta la crisis provocada por los movimientos reformistas del siglo XVI, ofrecerá en el Camino de Santiago y su entorno un variado registro numismático, reflejo de las múltiples acuñaciones de una Europa fragmentada políticamente, pero que acudía con frecuencia a la catedral-santuario de Santiago el Mayor. Esas monedas, con las que los peregrinos hacían el viaje, honraban al Apóstol o realizaban actividades comerciales en paralelo o al abrigo de la peregrinación, son una expresión de la evolución de la peregrinación misma, al tiempo que de su importancia para el desarrollo socio-económico del área geográfica por ella implicada.

En un primer momento, que iría de fines del siglo X al XII, encontramos un nítido predominio del numerario francés, con expresiones de buena parte de las cecas del sur y oeste de Francia y con especial incidencia de aquellas acuñaciones que gozaban de mayor aceptación en esas áreas. Es el caso del dinero de Le Puy para el siglo XI, el de Megueil para el XII, o el del condado de Poitiers (Melle) para la transición entre ambas centurias. Esta manifestación de una incidencia diferenciada significa que en Compostela no sólo se localizan monedas vinculadas a la presencia de peregrinos de ciertos lugares o regiones, sino que también se evidencia el comportamiento de la circulación monetaria en ellas. Esto probablemente implique que dichas áreas funcionan como tamiz en la progresión de la moneda exterior hacia Compostela y la consiguiente inclusión, por sorprendente que parezca, de la propia Compostela en las pautas de la circulación monetaria del sur de Francia.

La razón de esta situación estriba en que la preferencia de una u otra moneda, por su valor específico -ratio metálica- o las condiciones de su emisión -estabilidad- incidirá en la configuración de la bolsa que portarán los distintos peregrinos, tanto si salen de las mencionadas áreas, como si, procedentes de otras regiones, se integran allí en los caminos más transitados hacia Compostela y cambian las monedas con las que salieron de sus diversos orígenes, por aquellas de mayor aceptación en el Camino de Santiago.

Dentro de esas especies ajenas al numerario de uso local destaca una única moneda italiana procedente de la Toscana, que cabe relacionar con el despegue de la peregrinación en esa área a partir de la importante relación que se establece entre Compostela y Pistoia en tiempos de Gelmírez, así como otra de origen alemán, probablemente de Maguncia, debida a la afluencia de peregrinos del área renana, sin olvidar la moneda inglesa, pareja también al incremento de peregrinación de esa procedencia, tal y como evidencia la presencia de peniques sajones en el Camino Francés. De todas formas, estos serán ejemplos aislados frente al aplastante predominio del numerario francés.

Un segundo momento, en torno a los siglos XII y XIII, vendrá caracterizado por la inclusión del numerario francés en la circulación monetaria interna del ámbito gallego. Serán monedas como la citada de Megueil o el dinero angevino, pero sobre todo el denier tournois, cuyo conocimiento nos viene dado por la amplia información documental del uso de estas especies monetarias como medio de pago en dicho ámbito. La arqueología refrenda esa información obtenida, por lo general, de documentos de compra o venta de terrenos o inmuebles existentes en los fondos monasteriales del área castellanoleonesa, con hallazgos aislados, pero también con algún tesorillo.

Dicha circulación y su uso se tornan mucho más comunes en el ámbito galaico, especialmente en su parte norte -como se evidencia en la documentación de monasterios como Santa María de Sobrado, San Martiño Pinario o Toxosoutos-, pero, sobre todo, por la mayor abundancia ahora de evidencias numismáticas. Así, los abundantes descubrimientos de ejemplos de estas monedas, bien aisladas -como el caso de una pieza hallada en la rúa do Vilar de la propia Compostela-, o bien formando conjuntos, dentro de grandes tesorillos -como el de Louro, Pontevedra-, o uno probablemente de la provincia de A Coruña y recientemente recuperado por el Museo de la Catedral de Santiago, o más frecuentemente en tesorillos de menos entidad y sólo con este tipo de monedas, como Santa Cristina de Barro, en Noia (A Coruña); San Lorenzo de Brandeso, en Arzúa (A Coruña); el tesorillo de la colección numismática de la Universidad de Santiago o el tesorillo de dineros abaciales hallado en la provincia de Ourense. Esta fenomenología hay que hacerla extensiva, también por fuentes documentales y arqueológicas, a las áreas hispánicas afectadas por el discurrir del Camino de Santiago.

La afluencia de numerario francés a través del Camino -que como vimos era una realidad desde al menos finales del siglo XI- va a derivar, pues, en la inclusión en el ámbito económico ligado al Camino Francés, y especialmente en Galicia, de algunas de las especies más significativas de la moneda de esa procedencia, hecho que se va a manifestar durante los siglos XII y XIII y en el que el dinero tornés jugará un papel preponderante, especialmente en la segunda centuria, aunque en Galicia este dinero parece tener una presencia no solo más intensa, sino también más prolongada en el tiempo. No desaparecen a lo largo del siglo XIII, como parecen indicar los documentos, sino que se prolongan hasta la primera mitad del siglo XIV, sin perder fuerza, como nos lo indican los tesorillos antes mencionados. Estos se ocultan en el primer tercio de ese siglo y en su composición predominan las emisiones del rey Felipe IV (1285-1314), al lado de las de sus predecesores, Felipe III, Luis VIII y Luis IX -todos ellos del siglo XIII- y otras piezas que parecen residuales, en especial las acuñaciones abaciales y en menor medida las primeras acuñaciones reales en tiempos de Felipe II, monedas en ambos casos del siglo XII.

Este fenómeno de implantación de facto de moneda francesa en la circulación monetaria de las áreas afectadas por el Camino de Santiago evidencia su significación económica más allá de su fundamental significado ideológico. La puesta en contacto de realidades económicas distintas por la circulación de personas y mercancías tuvo una importancia que sobrepasó el marco geográfico específico de la Ruta, donde la incidencia fue decisiva, para convertirse en una vía de conexión entre Europa y el mundo musulmán. Esta importancia permite interpretar la llegada de moneda europea no como mera consecuencia de la peregrinación, sino como un factor probablemente de gran importancia dentro del desarrollo de esta.

Un tercer momento nos lleva a la Baja Edad Media, sobre todo a los siglos XIV y XV, cuando la tendencia al predominio de la moneda francesa tienda a matizarse. Es cierto que continúa presente el numerario de ese origen, pero su existencia en la catedral de Santiago resulte mucho más escasa, hecho en el que puede incidir la aleatoriedad del registro arqueológico, aunque ya no se constata la recurrencia de ningún tipo específico. La razón de este debilitamiento de las acuñaciones francesas está, en buena medida, en el reforzamiento de la política monetaria del reino castellano-leonés, en especial a partir del siglo XIII o en la incidencia del numerario portugués, circunstancias ambas que vienen a paliar la endémica deficiencia de moneda, es decir, medios de pago, para las amplias necesidades de un centro como Compostela.

Frente a esa baja de la moneda francesa está el alza de la moneda inglesa o de la de Europa del norte, una progresión que evidencia el despegue de la peregrinación marítima, en la que una conexión más directa entre los distintos puntos de partida y Compostela evitaba la incidencia de los cambios de moneda en puntos intermedios. Así, las piezas que llegan a Santiago nos ponen en relación con la procedencia de los peregrinos y no con tipos de amplia influencia en el desarrollo del Camino. Además, los puntos intermedios en esta peregrinación serán los puertos ingleses o franceses bajo influencia inglesa, de ahí que si algunas monedas salen beneficiadas de este trasiego de gentes, serán las acuñaciones reales de esta procedencia.

El predominio de la moneda inglesa es patente en su presencia en el tesorillo de Santiago Alfeo, el tesorillo de San Francisco de Betanzos, o el hallazgo de alguna moneda dispersa por la geografía gallega, a lo que hay que añadir, aunque con la debida cautela, el tesorillo de moneda inglesa del monetario de la Universidad de Santiago. Si nos atenemos a ciertas noticias documentales esta importancia debió de ser aún mayor, con una incidencia que llevó a la moneda de plata inglesa a integrarse tanto en la moneda de cuenta como en los medios de pago en uso en Compostela: el caso de los esterlingos que se pagaban al escribiente de los rótulos del altar, según la Constitución capitular sobre salarios y distribución de ofrendas de 1288.

Al mismo tiempo, el oro, fundamentalmente en forma de “nobles”, aparece con frecuencia en la documentación, bien como donativo de peregrinos ricos, como Guillermo de Klinkere y su esposa (hacia 1430), bien en las arcas de la nobleza local, caso del propio arzobispo Álvaro de Isorna (testamento de 1448). De la posición ambigua que en especial manifiestan las monedas de oro entre el comercio y la peregrinación, y reiterándonos en las acuñaciones inglesas, tenemos un claro exponente en el episodio del desvalijamiento en el año 1440 de una nave inglesa en el puerto de A Coruña.

Este predominio parece explicable si nos atenemos a la situación política del momento, que hacía de Inglaterra -con sus posesiones francesas- la dominadora de la ruta marítima a Compostela, y al papel de los puertos ingleses en dicha peregrinación, sin olvidar el prestigio de algunas monedas inglesas que, por su ratio metálica y su estabilidad, eran especialmente valoradas en las transacciones internacionales, como ejemplifica la mencionada presencia de moneda de oro inglés en el ámbito del Camino Francés. No obstante, este predominio es relativo, dado el escaso número de monedas con que contamos, frente a la fuerte presencia de numerario francés, según las fuentes escritas.

Después de las monedas inglesas nos encontramos con las alemanas, en un caso claramente vinculado al ámbito de la peregrinación marítima, como es el de Hamburgo, y en otro, como es el de la moneda de Maguncia del tesorillo de San Francisco de Betanzos, que señalaría la integración en ese ámbito del valle del Rin a través de los puertos flamencos; el primer caso, por su limitado valor, se explica por alguna ofrenda o pago efectuado por un peregrino, mientras que el segundo se ubica en esa frontera ambigua entre la peregrinación y el comercio. De esa integración del Rin y la intervención de los puertos flamencos, pero ahora probablemente referida a la presencia de peregrinos holandeses, está la moneda de Utrecht hallada también en la catedral de Santiago. Unidas a la moneda de Hamburgo, como expresión de la peregrinación de la Europa del norte, están la moneda bracteata del Schleswig y la pequeña bracteata de origen desconocido, que forman parte del tesorillo hallado en la cabeza-relicario del Santiago Alfeo de la catedral compostelana y que de nuevo solo son explicables por la peregrinación y evidenciando la presencia del mundo báltico en ella.

Por último, es necesario recordar que la peregrinación marítima y su marcada vinculación al comercio -en ocasiones es difícil diferenciar ambos conceptos- nos ponen en contacto con otra fuente importante de moneda para el área de influencia de jacobea, como serán las monedas de alto valor que dominan los movimientos de numerario en el comercio internacional: el noble inglés, el salut anglo-francés, el ducado veneciano, etc. Al lado de estas monedas y al abrigo del comercio se producirá también una amplia infiltración de las emisiones catalano-aragonesas, especialmente de las acuñaciones catalanas y mallorquinas. [JSO]


¿QUIERES DEJAR UN COMENTARIO?


**Recuerda que los comentarios están pendientes de moderación