XacopediaValcarlos

Luzaide, en euskera. Pequeña localidad de 190 habitantes (370 m) del Camino Francés en la comunidad foral de Navarra. A 766 km de Santiago de Compostela. Se encuentra en la ruta que, partiendo de la población francesa de Saint-Jean-Pied-de-Port, cruza la frontera hacia España y los montes Pirineos por el angosto valle de Valcarlos, surcado por el río Errenabeltza -en francés, Petit Nive-.

El núcleo de Valcarlos dista apenas 2 km de la frontera francesa, de la que es la primera referencia en materia de servicios para el peregrino tras abandonar el país galo. Roncesvalles, casi siempre meta de referencia del tramo común franco-español por Navarra, está 16 km más adelante. Valcarlos es, junto con el alto de Ibañeta y Roncesvalles, el epicentro de las leyendas carolingio-jacobeas y un punto de paso y parada histórica y actual de los peregrinos a Santiago.

Frente al itinerario que desde Saint-Jean-Pied-de-Port -11 km antes- atraviesa la cordillera por una difícil senda sobre lombas de montes y vistas espectaculares -la ruta de los puertos de Cize-, el de Valcarlos discurre algo más cómodo por este valle atrapado entre montañas camino del puerto de Ibañeta. Su nombre vasco -Luzaide- es revelador de las angostas características de la zona: se puede traducir como ‘camino oscuro’.

Esta ruta se consolida a lo largo del siglo XII, siendo más reciente que la de los puertos de Cize, más frecuentada hasta ese momento. Sin embargo, no era una vía totalmente secundaria. El Codex Calixtintus (s. XII) asegura que por ella iban “muchos peregrinos que no quieren escalar el monte”. Posteriormente acabó convirtiéndose en la más transitada. Así lo atestiguan los relatos de numerosos peregrinos, como Nompar II (1417), Hyeronimus Münzer (1494) y Domenico Laffi (s. XVII). En el presente ambas vías están activas. Es el propio peregrino el que, según su ánimo y pretensiones, escoge una u otra.

El topónimo Valcarlos está relacionado con el ciclo literario carolingio y, según Anguita Jaén, es en el Codex donde se cita por vez primera -Vallis Karoli-, ya que hasta ese momento sólo se constata como Luzaide. Por lo tanto, este experto sostiene que se trataría de un invento de los autores del Codex, de filiación francesa e interesados en vincular a la zona con el emperador Carlomagno y su relación legendaria con el mundo jacobeo. También se ha apuntado la posibilidad de que el topónimo parta de los peregrinos alemanes que por allí pasaban y conocían su relación con las tradiciones carolingio-jacobeas difundidas en su país a través del libro IV del Codex, la Historia de Turpín.

En este libro se afirma que en Valcarlos acampó el gran emperador franco-alemán con motivo de la batalla de Roncesvalles (778) en la que la retaguardia de su ejército habría sido derrotada en los desfiladeros de la zona por los vascones, habitantes de los actuales territorios vasco-navarros.

La historia se presenta muy reinterpretada literariamente. El emperador se encontraba jugando una partida de ajedrez -origen del escudo de Valcarlos- cuando tuvo noticia de la dura lucha a través del sonido del olifante de Roldán. También señala el Codex que el obispo galo Turpín celebró en Valcarlos misa, ante Carlomagno, en recuerdo de Roldán y los demás soldados muertos en la batalla.

En la zona también se ha localizado la leyenda carolingia del ‘bosque de las lanzas’. Esta versión, que difiere de la existente en el Codex, localizada en tierras de Sahagún y protagonizada por hombres, señala que los soldados de Carlomagno muertos en combate son sustituidos por miles de doncellas que se integran en su ejército. Tras la lucha, las jóvenes caen rendidas por el sueño y el cansancio y al despertar encuentran sus lanzas convertidas en hermosos árboles.

Valcarlos, que se consolida como población a partir de los siglos XIII-XIV, contó con un hospital para peregrinos pobres ya en el siglo XII, el de San Juan de Irauzqueta -el primero dentro del actual territorio navarro español-, dependiente del centro asistencial de Roncesvalles, el punto de confluencia tras superar los Pirineos. Sobrevive un edificio heredero de aquel hospital y permanece la huella de algún otro en el ascenso al puerto de Ibañeta.

La iglesia parroquial de Valcarlos (s. XIX) está dedicada a Santiago y conserva una imagen del apóstol matamoros. Cada 25 de julio, día de Santiago, bailarines locales interpretan las popularísimas danzas de ‘bolantes’.

Un monumento recuerda la tradición jacobea del lugar. Es obra del conocido artista Jorge de Oteiza y se inspira en el milagro del peregrino muerto en los puertos de Cize que es llevado milagrosamente a Santiago por el Apóstol en sólo una noche. Lo forman seis estelas antropomorfas con las que el autor quiso significar el viaje después de la muerte.

Valcarlos y la ruta a la que da nombre siguen hoy llamando la atención de miles de peregrinos, pese a que es necesario realizar tramos por carretera. La localidad cuenta con un pequeño albergue, una amplia red de alojamientos para peregrinos y todos los servicios esenciales que estos puedan precisar antes de iniciar la subida al histórico puerto de Ibañeta, 14 km más adelante. [MR]

V. Sahagún


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