XacopediaDartmouth

Uno de los principales puertos británicos en la Edad Media, con aproximadamente 5.800 habitantes, situado en el condado de Devon, al suroeste de Inglaterra. A 1.876 km de Santiago. El experto jacobeo británico Brian Tate lo señala como uno de los principales puntos de partida de los peregrinos ingleses durante la Edad Media, sólo superado por Bristol. Destacan en su patrimonio monumental las iglesias de San Salvador (ss. XIV-XV), San Clemente (s. XIII) y San Pedro (Saint Petrox), fundada sobre una antigua capilla referenciada en documentos de 1192.

En mayo de 1147 saldrá de Dartmouth una expedición de unos 13.000 cruzados procedentes de diversos países europeos, repartidos en 164 barcos. Intervendrán los soldados de forma decisiva en la toma de Lisboa, en el marco de la segunda cruzada. El contingente tenía como destino reunirse con las tropas que luchaban contra los musulmanes en Jerusalén. Antes hicieron escala en las costas gallegas y entraron en Santiago el 6 de junio de ese mismo año, celebrando la conmemoración de Pentecostés el día 8 de ese mismo mes. Posteriormente, en junio de 1217, una segunda oleada de guerreros salió nuevamente desde Dartmouth, fondeando sus navíos en el puerto de A Coruña. Siguieron a pie, haciendo la visita de rigor al Apóstol de Compostela y volvieron a embarcarse en A Coruña, también camino de Lisboa. Tras la conquista, muchos de los cruzados se establecieron en la ciudad lusitana.

Ya durante el siglo XII consta la existencia de estas rutas marítimas desde Inglaterra.

Precisamente de esta zona partían muchos peregrinos hacia Calais o Wissant, en el norte de Francia, o a las ciudades belgas de Brujas y Nieuwpoor. Con tiempo favorable, la travesía por el canal de la Mancha duraba apenas ocho horas. Ya en tierra disponían los romeros de la Mansion Dieu (San Nicolás de Calais). A continuación, en dirección Arrás o Amiens, los peregrinos proseguían a pie por el Camino Bajo hasta París, punto de inicio de la Vía Turonense. Se trata de un trazado muy seguido hasta finales del siglo XIV, puesto que algunos enclaves que recorrían los ingleses en suelo francés, principalmente en las antiguas provincias de Guyena y Aquitania, formaban parte de la Corona británica. Esta ruta entrará en decadencia debido a la Guerra de los Cien Años (1337-1453) que enfrentó a ingleses y franceses. Durante este largo período los viajeros británicos se veían obligados a pedir permiso a la Corona francesa antes de marchar a Compostela.

Desde entonces, los puertos gallegos, sobre todo el de A Coruña, y los del resto de España e incluso Portugal se convertirán en los destinos prioritarios de este tipo de peregrinaciones. En Galicia, el rumbo variaba a veces hacia otros muelles, como Ferrol, Ribadeo, Viveiro y Muros, desde donde los viajeros enlazaban con el Camino Inglés para seguir a pie hasta el santuario apostólico. Los peregrinos más pobres, al no poder costearse un pasaje hasta Galicia, desembarcaban en los puertos cantábricos, como Bilbao o Castro Urdiales, o incluso en la localidad francesa de Bayona. Desde todas estas poblaciones parten ramales que desembocan en el Camino Francés, aunque algunos viandantes prose-guían por la ruta costera. Unos y otros se desviaban hasta San Salvador de Oviedo para visitar las reliquias de la Cámara Santa. Los siglos XIV y XV registran el mayor número de viajeros a Santiago, con mayor afluencia durante los años santos.

Ciudadanos ingleses procedentes de muy diversos estratos sociales y puntos de la isla, desde Escocia hasta los puertos del sur, combinaban por aquel entonces la peregrinación a Santiago con la de Roma, algunos incluso llegando a Jerusalén. La utilización de esta ruta por mar era tan habitual que, según Al-Idrisi, geógrafo islámico al servicio del monarca Roger II de Sicilia, los británicos denominaban al golfo de Vizcaya “mar inglés”. Estos itinerarios ya habían sido surcados por romanos, fenicios y vikingos cientos de años atrás.

La Corona inglesa expedía licencias para que los ciudadanos más eminentes pudieran peregrinar a Compostela. Este tipo de licencias o salvoconductos estipulaban el tiempo concreto en el que determinadas personalidades del ámbito político, administrativo o eclesiástico (caballeros, obispos, etc.) podían ausentarse de sus responsabilidades, sin por ello causar repercusiones de importancia.

Otra clase de licencias eran las que obtenía un armador o propietario de un barco para transportar peregrinos, adjudicadas sobre todo durante el siglo XV. Se trataba casi siempre de pequeños armadores y capitanes con negocios esparcidos por la costa sur de la isla. Gracias a la expedición de estos numerosos salvoconductos, Gran Bretaña se erige como uno de los países europeos donde se conserva una mayor documentación sobre las peregrinaciones a Compostela. Casi todos los archivos se conservan en la Oficina del Registro Público de la capital londinense.

Desde 1235, año en el que se concedió la primera licencia para fletar un barco de peregrinos, fueron numerosas, multitudinarias en los años de gran perdonanza, las venidas de romeros en barco desde Inglaterra. Recoge la colección de Rymer en el año 1394 otro permiso concedido a Otón Chambernoun, Guillermo y Ricardo Gilbert para embarcar cien peregrinos en la Charite de Paynton. El capitán del buque era Pedro Cok y el puerto de partida, Dartmouth. En el contrato se estipulaba que los peregrinos debían, en palabras de Lacarra, Vázquez de Parga y Uría “hallarse en amistad y obediencia al Rey, ser gente laica y no aprovechar el permiso para sacar de Inglaterra, en contra de las ordenanzas, oro o plata amonedado, o en barras”. Durante esta época (s. XIV) fue célebre la travesía de Juan de Gante, duque de Lancaster. Este viaje a gran escala, compuesto por unos cien barcos que partieron de los más diversos puertos, desde Bristol a Newcastle-upon-Tyne, marcó un antes y un después en las peregrinaciones por mar.

En el Año Santo de 1434 Enrique VI concederá el mayor número de licencias registradas en un solo año para transportar a unos 2.300 peregrinos. Brian Tate señala que se adjudicaron hasta 70 salvoconductos, mientras que los autores de Las peregrinaciones a Santiago de Compostela citan 49.

Hay que tener en cuenta la existencia de un importante tráfico de carácter ilegal. Era frecuente cambiar el nombre de los navíos en los casos de piratería para evitar detenciones. Sirva como ejemplo el Anthony de Dartmouth, que antes había sido el Marie de Saint Andrews, embarcación que transportó peregrinos a Compostela con licencias falsas.

Los barcos que partían desde Dartmouth tenían las denominaciones más diversas. Storrs nombra los si-guientes navíos: Andrew, Christian, James or Mary, John, Katherine, Lawrence, Mary, Mary Carew, Michael, Nicholas, Patrick, Thomas y Trinity of Dartmouth.

Los peregrinajes desde Dartmouth, al igual que los procedentes de otros puertos ingleses, cesaron a partir de la división entre Enrique VIII (1509-1547) y Roma, provocada por el divorcio del regente de la primera de sus seis esposas, Catalina de Aragón. Curiosamente, la misma Catalina visitó Compostela antes de partir hacia su aciago destino al lado del rey.

Mucho después, en el siglo XIX, varias publicaciones británicas, entre las que destaca Fraser’s Magazine, se harán eco del largo período de decadencia que estaba viviendo la peregrinación a la tumba apostólica. Con todo, también será el romanticismo inglés el que durante el mismo siglo se interese de nuevo por la temática jacobea, especialmente a raíz del interés que entre sus compatriotas suscitaba el monumental Pórtico de la Gloria de la catedral santiaguesa. [SOB]

V. Enrique VIII / Inglés, Camino / mar, peregrinación por / Reino Unido


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