Obra documental del siglo XII muy relevante para el conocimiento del mundo jacobeo compostelano medieval, entre otros aspectos. Se conserva en el Archivo de la Catedral de Santiago de Compostela. Es un cartulario en el cual se encuentra copiada la documentación de concesión regia a la iglesia de Santiago de Compostela entre los siglos IX y XIII. Este tumbo constituye una de las principales evidencias del avance y crecimiento desde el punto de vista político, económico e institucional de la iglesia compostelana partiendo de la inventio apostólica hasta la plena Edad Media, así como una importante fuente acerca de la articulación del hecho jacobeo en sus primeros tiempos. Cuenta, además, con una destacada galería de miniaturas, en las que se representa a los diversos monarcas, reinas e infantas de Castilla y León, desde Alfonso II el Casto hasta Alfonso X el Sabio.
La elaboración de este tumbo se fija en época del primer arzobispo de la sede, Diego Gelmírez, realizado por el tesorero Bernardo. Aquí se comienza la recopilación y copia de documentación en una primera fase que ocupa los primeros 40 folios. Tras esta, sobrevendrán varias adiciones posteriores hasta el siglo XIII, dando lugar a un códice de 71 folios.
La información que se contiene en la documentación copiada en el Tumbo A es extremadamente rica a la hora de interpretar el fenómeno jacobeo, ya que en ella se fijan las primeras donaciones de los monarcas leoneses para asentar el culto en torno al sepulcro recién descubierto, así como las concesiones a la comunidad eclesiástica que se iba conformando en torno a este. Los distintos reyes de León y de Castilla favorecieron a la incipiente iglesia compostelana con la concesión de cotos, espacios de poder político y socioeconómico, sobre los cuales se iría edificando el fenómeno jacobeo en su origen; a ello se añade donaciones de otros espacios, como castillos y fortalezas, propiedades rurales, etc.
Sobre esta base, la conservación y cuidado de esta documentación resultaba fundamental, ya que de ella derivaban los derechos de la propia iglesia de Santiago. Es por ello por lo que el prelado Diego Gelmírez, hacia el periodo 1129-1134, consideró necesario que fuese ordenada y copiada para evitar su deterioro. El gran valor del conjunto reside no sólo en la información que históricamente proporciona, sino en constituir la principal galería de imágenes regias medievales de toda la Península Ibérica. [XMS]