Éfeso
Ciudad fundada en el siglo XI a.C. y situada en la actual Turquía. Allí predicaron los apóstoles Juan el Evangelista y Pablo de Tarso y se dice que vivió también la Virgen María. Fue durante mucho tiempo el primer centro de la cristiandad de Asia Menor.
La tradición la señala como el lugar en el que San Juan, el hermano de Santiago el Zebedeo, escribió su Evangelio y donde ya anciano murió y fue enterrado. Sobre su supuesta tumba, Justiniano mandó construir en el siglo VI una iglesia dedicada a este apóstol.
Este santuario convierte a Éfeso en un importante centro de peregrinación de la cristiandad, como lo son también Santiago de Compostela, que guarda los despojos de su hermano Santiago el Mayor, y Roma, donde está sepultado Pedro.
Santiago el Zebedeo, su hermano Juan y Pedro, los discípulos preferidos de Jesús, eran considerados por los santiaguistas como las tres columnas de la Iglesia, aprovechando unas palabras de San Pablo: “Santiago, Cefas [se refiere a Pedro] y Juan, que eran considerados como columnas, reconocieron la gracia que me ha sido dada y nos dieron a mí y a Bernabé la mano en señal de comunión”. Según el Códice Calixtino (s. XII), “como sobre los doce hijos de Israel puso tres patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob, así también de los doce apóstoles escogió a tres como señores y jefes, es decir, a Pedro, Santiago y Juan, con preferencia a los demás.”
Así como se reseña la supremacía de los tres discípulos sobre el resto de los apóstoles, el Códice Calixtino destaca también la relevancia como centros de peregrinación de los lugares en que Pedro, Santiago y su hermano Juan fueron enterrados:
“Tres sedes apostólicas principales sobre todas suele con razón la cristiandad venerar especialmente en el mundo, a saber, la romana, la gallega y la de Éfeso. Pues como el Señor distinguió entre todos los apóstoles a tres, a saber, Pedro, Santiago y Juan, a los cuales reveló más claramente que a los demás, según consta en los Evangelios, sus designios, de la misma manera determinó que estas tres sedes fuesen a causa de ellos reverenciadas sobre todas las demás del mundo. Y con razón se dice que estas son las sedes principales. Porque así como estos tres apóstoles aventajaron a los demás en dignidad, igualmente los sacrosantos lugares en que predicaron y fueron enterrados deben justamente aventajar por la excelencia de su dignidad a todas las sedes del mundo entero.” [JS]