XacopediaEinsiedeln, monasterio de

Cenobio benedictino fundado en el año 934 en la ciudad y comuna del mismo nombre, cantón de Schwyz, en la región central de Suiza. El lugar donde se fundó se corresponde con la ubicación donde fue asesinado San Meinrado en el año 861. En este punto sitúa Hermann Künig von Vach el inicio de su Camino Alto a Santiago, también denominado Oberstrasse, itinerario que siguió en el siglo XV. El relato de su viaje fue publicado bajo el nombre de Die Walfart und Strass zu Sant Jacob y constituye una guía en verso en la que se explicitan los principales lugares en el Camino de Santiago. Desde el santuario la ruta proseguía hacia las localidades suizas de Lucerna, Berna, Friburgo y Ginebra, de camino al valle del Ródano.

El origen del monasterio de Nuestra Señora de Einsiedeln, situado al sur del lago de Zúrich, se debe a la labor de San Meinrado, religioso de la abadía alemana de Reichenau que se retiró al bosque en el año 828 para vivir como eremita. En ese mismo lugar unos bandidos lo asesinaron en el 861 y un siglo después se erigió un monasterio. La leyenda asegura que ante la llegada de los criminales Meinrad sabía, por una visión divina, que lo iban a matar. Los dos cuervos que había criado el ermitaño persiguieron a sus asesinos y con sus graznidos consiguieron descubrir a los malhechores, que fueron ajusticiados en Zúrich. Esta es la razón por la cual el escudo de la ciudad y el emblema de la abadía están representados por dos cuervos. La propia abadía de Einsiedeln custodia una escena que muestra el ataque al monje. Otro homenaje al eremita fallecido reside en el propio nombre de la población, que deriva del vocablo alemán einsiedler, que significa ‘ermitaño’.

La fábrica original es del siglo X, en estilo románico. En el siglo XII el nombre de la capilla de la Indulgencia, de la Misericordia de la Piedad y de la Compasión fue sustituido por el de la capilla de la Virgen María. Los católicos de la época decían que el mismo Cristo había erigido el santuario para su Madre. Con este cambio de denominación consiguieron que fuesen miles los peregrinos que se acercaron a visitar y rezarle a la Virgen. El edificio que se puede ver a día de hoy fue levantado sobre la anterior construcción gótica en el año 1704. En 1735 se remató y, años más tarde, se hizo la plaza que lo rodea. Actualmente, el monasterio constituye el mejor ejemplo del barroco en Suiza, estilo que adoptó tras su sexta reconstrucción. Contrasta la austeridad de la decoración exterior con el rico ornamento que se puede disfrutar en el interior. En la plaza se levantó una fuente conocida como la Marienbrunnen, en recuerdo de la fontana descubierta por Meinrad en ese mismo lugar.

Al igual que el cenobio, los edificios más importantes de Einsiedeln son de arquitectura barroca.

Además de constituir un punto de partida de peregrinos jacobeos, desde la Baja Edad Media también se registran peregrinaciones a este santuario mariano, uno de los más célebres de Europa Central. Recibía y recibe peregrinos de toda Suiza, de territorios de Alemania, Austria, la República Checa y el sur de Polonia, bien para venerar a su popular Virgen Negra, bien en su camino hacia Compostela. Una vía de comunicación que atraviesa Linz, Salzburgo, Innsbruck (Austria) y Liechenstein posibilitaba la llegada de peregrinos a Einsiedeln.

La caravana de romeros más antigua de la que se tiene constancia data de 1337. En el año 1600 se contabilizaban unos 100.000 peregrinos anuales. Queda para el recuerdo la existencia de emblemas, fabricados en materiales fácilmente fundibles, como la aleación de plomo y estaño, baratos recuerdos que se vendían a pie del monasterio. En 1466 se estableció un verdadero récord de ventas: durante las dos semanas de septiembre que duraba la denominada bendición de los ángeles se vendieron en Einsiedeln cerca de 130.000 insignias que mostraban un ángel de metal. El monasterio, al igual que ocurría con otros lugares de peregrinación -entre ellos Aquisgrán-, detentaba el monopolio de la fabricación de estas insignias, incluso tenía establecida una oficina para tal cometido. Sin embargo, se permitía a fabricantes ajenos producir otros objetos de culto, como las campanitas o las imágenes resonantes de la Virgen de Einsiedeln. Estos símbolos tenían para algunos peregrinos un cierto poder protector, aunque paradójicamente también atraían a los bandidos.

La peregrinación penitencial también llegaría al monasterio. Así, en una sentencia de 1428, en la localidad alemana de Heidingsfeld se penalizó al culpable de un crimen de homicidio con la compra de una cruz de hierro, diez kilos de cera para las misas del difunto y la realización de tres peregrinaciones: una a Compostela, otra a Aquisgrán y la tercera a Einsiedeln.

Durante la Revolución francesa el monasterio fue suprimido y su templo destruido, aunque se instauró de nuevo la vida monástica algunos años después.

En el siglo XIX resurge de nuevo la afluencia de peregrinos, que trasladan los relatos sobre el lugar a todas partes de Europa, por lo que la devoción a este centro se volvió a propagar.

En 1984 el papa Juan Pablo II visitó el santuario y ese año se creó en Suiza el proyecto Caminos a través de Suiza, con vistas a recuperar el camino jacobeo, así como otras rutas antiguas de peregrinación. En los últimos años del siglo XX una media de 200.000 peregrinos anuales se acercó hasta este popular centro de devoción. Entre los romeros destacan, por su gran número, los de procedencia portuguesa y española, aunque también son numerosos los visitantes de Austria, Alemania e Italia, además de Suiza. Todos ellos se acercan al santuario de la patrona de Einsiedeln para contemplar a la Virgen Negra.

En la actualidad, el portón principal de la iglesia sólo se abre en ocasiones especiales para recibir a los grupos de peregrinos atraídos por la imagen de la Virgen, pero los portales laterales están abiertos cada día a todos los feligreses que van a presenciar las actividades de los monjes en el templo. Al instante de acceder al recinto, su magnificencia y sus características peculiares saltan a la vista, mientras un delicado aroma a incienso envuelve su atmósfera silenciosa. Sus muros blancos cubiertos de frescos imponentes y ornamentación policromada de la que sobresalen ángeles de estuco parecen mostrarse gloriosos de haber emergido tras los vientos de la reforma en Suiza. En una de las paredes cercanas se observan muletas antiguas y varios exvotos pintados en diversas épocas, en señal de agradecimiento por la intercesión de la Virgen ante sus plegarias. [SOB]

V. Alto, Camino / Künig von Vach, Hermann / Suiza


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