Topónimo latino con el que era conocido en la antigüedad el Pico Sacro, situado en el municipio coruñés de Boqueixón, a los pies del Camino de Sudeste y próximo a la ciudad de Santiago de Compostela. Es un escenario cargado de leyendas jacobeas vinculado casi siempre con la tradición del milagroso traslado del cuerpo de Santiago el Mayor desde Palestina a Galicia y las peripecias que, al llegar, tuvieron que pasar sus discípulos para darle sepultura en la actual Compostela.
Las primeras menciones a este solitario y singular monte de forma icónica aparecen en textos relativos a la traslación, que en algún caso podrían remontarse al siglo IX. En concreto, de esta centuria serían las primeras versiones de la Epístola del papa León, donde se afirma que este paraje era conocido como Illicinus hasta que pasó a llamarse Pico Sacro [montem Sacrum] tras destruir los discípulos de Santiago el dragón que allí habitaba y amenazaba el sepulcro apostólico.
El Codex Calixtinus (s. XII) es el texto que ofrece una narración más completa. Explica que tras llegar a Galicia el cuerpo y los discípulos, una dama llamada Lupa manda a estos a buscar unos bueyes a un monte próximo para utilizarlos en la construcción del sepulcro en el que depositarán el santo cuerpo. Pero allí se encuentran con un enorme dragón. Logran matarlo y bendicen todo el contorno para librarlo “de la multitud de demonios” que en él habitaban. Y “este monte llamado antes Illicinus, como si dijéramos ‘el que seduce’, porque con anterioridad a aquel tiempo sostenían allí el culto del demonio muchos hombres malhadamente seducidos, fue llamado por ellos Monte Sacro, es decir, monte sagrado”, concluye el Calixtinus.
En las notas al pie de página de la traducción española de este manuscrito latino, Abelardo Moralejo afirma que el término illicinus, interpretado como correspondiente al verbo illicere, podría traducirse como ‘atraer con halagos, seducir’. Antonio López Ferreiro, sin embargo, lo hace derivar del latín ilex, que significa ‘encina’, ‘monte del encinar’ y por esta posición opta finalmente el propio Moralejo, al considerar falsa “por hipercultismo” la interpretación etimológica que del topónimo hace el Calixtinus. Sin embargo, en la edición realizada de la misma obra en 2004 por Juan J. Moralejo y María José García, estos consideran errónea la equivalencia etimológica con encina [en gallego aciñeira, enciñeira], una especie que además -añaden- resulta infrecuente en Galicia. Se han ofrecido otras propuestas. El debate sobre el enigmático topónimo sigue sin estar cerrado entre los especialistas. [MR]
V. Pico Sacro