También citado en algunos textos como Pico Sagro, antigua denominación habitual en idioma gallego. Monte de 533 m de altitud situado en el municipio gallego de Boqueixón (A Coruña), a 12 km de Santiago, al sudeste de esta ciudad. Forma parte indisociable de las leyendas de la traslación [translatio] del cuerpo del apóstol Santiago desde Palestina hasta Galicia, tras ser decapitado en Jerusalén, y es uno de los montes gallegos más legendarios, ya que en él se unen a las leyendas jacobeas a todo tipo de relatos y dichos populares. A sus pies pasa, hacia Santiago, el Camino del Sudeste, procedente de tierras orensanas y de la Vía de la Plata.
El Pico Sacro es una singular montaña de cuarzo cuya acentuada forma cónica sobresale entre los pequeños valles que lo circundan. Su perfil solitario, observable a gran distancia, que se impone al paisaje como una extraña aparición, pese a su escasa altitud, ha dado lugar a todo tipo de especulaciones populares sobre su origen. Se cree que pudo ser en tiempos remotos un relevante santuario pagano, cuyos ritos pervivirían hasta principios de la Alta Edad Media, motivo por el que sería incorporado a la tradición jacobea: ¿Qué mejor forma de cristianizarlo que mediante la leyenda de la translatio?
Existen varias versiones que narran la relación del Pico Sacro con la traslación, todas ellas procedentes de la denominada Epístola del papa León. Una de estas versiones aparece justamente en un documento vinculado al monasterio medieval de San Sebastián instalado en la cima de este monte. En todo caso, la más antigua es del mismo siglo IX, pocas décadas después del descubrimiento del sepulcro del Apóstol (820-830), sostiene el medievalista López Alsina, y se conserva en un manuscrito en Limoges (Francia). En ella se indica que tras llegar a Galicia, el cuerpo del Apóstol aparece milagrosamente enterrado al poco tiempo en una zona interior, a 12 millas de la costa. En las cercanías hay un monte llamado Illicinus en el que habita un dragón al que tres de los discípulos de Santiago logran destruir; desde entonces pasó a llamarse Monte Sacro, también citado en ciertos textos antiguos como Monsagro.
Más detallada es la versión de la traslación recogida en el Codex Calixtinus (s. XII), en su libro III. Aquí aparece Lupa como la señora de las tierras donde los discípulos de Santiago pretenden enterrar su cuerpo; tras una serie de peripecias, esta poderosa dama los envía a un monte cercano de su propiedad a buscar unos bueyes para con ellos construir el sepulcro. En realidad lo que pretende es deshacerse de los seguidores de Santiago, ya que al llegar se encuentran con un terrible dragón, símbolo universal del mal y de todos los animales dañinos, al que gracias a la intercesión divina logran reventar y matar. Tras esto bendicen el monte, al que pasan a llamar Monte Sacro. A continuación van a buscar los bueyes, que eran salvajes pero al ver a los discípulos se vuelven mansos y con ellos marchan al palacio de Lupa. Esta, al comprobar lo sucedido, reconoce su error, destruye sus ídolos paganos y se convierte a la nueva fe.
Otras leyendas señalan que los discípulos utilizan los bueyes para transportar el cuerpo del Apóstol y deciden enterrarlo en las inmediaciones de una fuente ante la que los animales se detuvieron, tras interpretarlo como una señal divina. Esta fuente es la actual del Franco, en la calle compostelana del mismo nombre. En alguna versión se cuenta que los discípulos también destruyen en el monte un ídolo dedicado a unas terribles serpientes que allí habitaban.
El hecho de que la translatio vinculase ya desde el mismo siglo IX a Santiago con el Pico Sacro y su transformación de espacio pagano en tierra bendita, hizo que el obispo compostelano Sisnando I (s. IX) mandase construir en él un pequeño cenobio del que sobrevive la actual capilla dedicada a San Sebastián. Está próxima a la cumbre y conserva alguna parte románica. También existió una capilla de Santiago (s. XI), hoy desaparecida. Sería todo ello la respuesta a la necesaria cristianización de un espacio que, quizás por resultar muy evidente que no lo era, se habría incluido entre los lugares transformados por el poderosísimo efecto taumatúrgico del cuerpo del Apóstol.
En la cima también se levantó un castillo vigía en el siglo XII. Se cree que la pequeña trinchera que parte en dos la cumbre es el foso de esta fortaleza. De nuevo, para el imaginario popular es -entre otras versiones- la calle de la reina Lupa, abierta por un titán.
En la tradición oral de la zona ha sobrevivido hasta el presente, con múltiples variantes y digresiones, el impacto de la narración descrita. Las gentes de más edad todavía cuentan que en la cima del pico están los restos del palacio y la huerta de la reina Lupa. Para otros ese palacio estaba en el interior de las dos cuevas que tienen su entrada en las inmediaciones de la cima del monte. Y como una vez puestos a contar, lo importante es que la imaginación nos lleve, algún relato oral hay que asegura que las cuevas -de gran valor, ya que son un ejemplo casi único de una formación cavernosa de cuarzo- comunican con la catedral de Santiago y con el cercano río Ulla.
En fin, estas y otras historias no hacen más que evidenciar la intensidad emocional colectiva despertada por esta singular cumbre desde tiempo inmemorial. El Pico Sacro cuenta con un centro de interpretación situado en el lugar de Cachosenande, parroquia de Lestedo (Boqueixón), al pie del monte. [MR]