Misa del Peregrino
Se denomina así a la ceremonia litúrgica que la catedral de Santiago de Compostela dedica de forma específica a los peregrinos. Tal y como se conoce modernamente, la Misa del Peregrino -este es su nombre oficial- se instaura en la basílica compostelana en el año santo de 1976. Era una necesidad evidente, resultado de la gran afluencia derivada de la diversificación social y la popularización del fenómeno de la peregrinación a Compostela. Los fieles que llegaban a la ciudad al margen de determinadas peregrinaciones organizadas necesitaban contar con una ceremonia de referencia, por lo que se fija para las doce de la mañana.
En el siguiente jubileo, en 1982, el Cabildo catedralicio tuvo que ampliar el horario de celebraciones por la tarde, pese a que la misa emblemática para los peregrinos fue y sigue siendo la de las doce de la mañana. En 1993 llegaron a celebrarse hasta cuatro y cinco misas del peregrino al día. En los dos jubileos siguientes [1999 y 2004] se mantuvo este número e incluso se incrementó en algunas ocasiones, ante la masiva afluencia y demanda. En 2004 se incorporó un servicio estable de sacerdotes políglotas para atender a los peregrinos extranjeros antes y después de cada Misa del Peregrino. Durante la misa central del peregrino en los años santos funciona casi siempre el botafumeiro. Es, en cualquier caso, la ceremonia en la que es posible verlo con más frecuencia.
En algunos templos de la ruta jacobea -especialmente en el Camino Francés y en Roncesvalles- hay sacerdotes que ofician misas específicas para los peregrinos, procurando mantenerlos informados de estas ceremonias. Es otra forma de misa del peregrino, con una limitada pero muy agradecida acogida por los caminantes más devotos.
Pese a que la Misa del Peregrino de Compostela es una práctica reciente, ya en la Edad Media se celebraban ceremonias religiosas específicas. Solían tener lugar por las mañanas. Se anunciaban mediante una campana y al finalizar el cardenal mayor publicaba las indulgencias ganadas con la peregrinación. Una vez concluido el acto litúrgico, se dirigían los romeros a la capilla mayor para ofrecer allí sus limosnas, cuenta Fernández del Riego. [MR]