Obispo de Iria Flavia, Galicia (s. IX). Sucesor de Adulfo I, fue el tercer prelado (ca. 855-876) responsable del sepulcro apostólico, descubierto entre los años 820-830.
Durante su gobierno, Adulfo II tuvo que hacer frente de los ataques normandos a las costas de la ría de Arousa, desde la que se abrían paso hacia Iria y al sepulcro de Santiago. La Crónica Iriense (s. XI) asegura que las arremetidas duraron tres años, obligando a los habitantes de Santiago a abandonar la incipiente ciudad. Los asaltantes ya conocían la existencia del sepulcro apostólico e intentaron el robo de sus restos, según el mismo texto.
Ante esta situación, Adulfo intentaría, previa petición al papa Nicolás I, el traslado de la Sede Episcopal desde Iria a la naciente Compostela, más apartada de la costa y donde sería más fácil organizar la defensa de la tumba de Santiago. El Papa habría aceptado la petición a cambio de que Iria siguiese siendo la catedral de la Diócesis. El estudioso compostelano Cebrián Franco sitúa esta confirmación papal hacia el año 866. Es probable que tanto Adulfo II como sus antecesores Adulfo I y Teodomiro -descubridor del sepulcro apostólico- residiesen ya en Compostela, aun manteniendo la sede oficial en Iria, a 22 km.
Aunque la historia no lo confirma y se desconocen los motivos, la tradición sitúa el sepulcro de Adulfo en la iglesia de Santa Eulalia de Grado -Asturias- en pleno Camino Primitivo, en un sarcófago de piedra que allí se conserva. [MR]