María Magdalena, Santa
Figura bíblica de notable presencia y devoción jacobea, vinculada a la hospitalidad. Su nombre significa preferida por Dios y su sobrenombre, nacida en Magdala, ciudad a la orilla del Mar de Galilea o lago de Tiberiades. Esta mujer aparece cuatro veces en el Evangelio; en el Nuevo Testamento es mencionada entre las mujeres que acompañaron y siguieron a Cristo, donde también se dice que siete demonios habían sido echados fuera de ella. Es la segunda persona nombrada a los pies de la cruz; vio a Cristo yaciendo en su tumba y fue la primera testigo reconocida de la Resurrección.
Como un todo, los padres griegos distinguieron tres personas: a la pecadora, a la hermana de Marta y Lázaro y a María Magdalena. Por otro lado, la mayoría de los latinos sostuvieron que estas tres fueron una y la misma persona. Los protestantes, sin embargo, creen que eran dos o tal vez tres personas distintas. La Iglesia griega sostiene que la santa se retiró a Éfeso con la Santísima Virgen y allí murió, y que sus reliquias fueron transferidas a Constantinopla en el año 886 y son preservadas allí.
Sin embargo, de acuerdo a la tradición francesa, María, Lázaro y algunos acompañantes se fueron a Marsella para convertir a la Provenza. Se dice que Magdalena se retiró a un cerro, en La Sainte-Baume, muy cerca de donde se entregó a una vida de penitencia por treinta años. Al llegar el momento de su muerte fue llevada por los ángeles a Aix, al oratorio de San Máximo, donde recibió el viático. Su cuerpo yace en un oratorio construido por San Máximo en Villa Lata, luego llamada San Máximo. En el año 745, según afirma el cronista Sigebert, sus reliquias fueron cambiadas a Vézelay por temor a los sarracenos. No hay registro de su regreso, pero en el año 1279, cuando Carlos II, rey de Nápoles levantó el convento en La Sainte-Baume para los dominicos, se encontró el sepulcro intacto, con una inscripción que declaraba los motivos por los que había sido escondido. En el año 1600 las reliquias fueron colocadas en un sarcófago enviado por Clemente VIII, con la cabeza colocada en una vasija separada. En el año 1814, la Iglesia de La Sainte-Baume, derrumbada durante la Revolución, fue restaurada y la gruta fue nuevamente consagrada. La cabeza de la santa ahora yace allí, donde ha estado por tanto tiempo y donde ha sido centro de muchos peregrinajes.
San Lucas cuenta que María Magdalena y las mujeres que habían sido liberadas por Jesús de malos espíritus o de enfermedades se dedicaban a servirle con sus bienes: lavaban la ropa, preparaban los alimentos o cuidaban a los niños mientras los mayores escuchaban al Señor y ayudaban a catequizar niños, ancianos y mujeres, entre otras labores. Quizá proceda de esta interpretación que los hospitales del Camino de Santiago dedicados a María Magdalena, como el que había en Jaca, en Enériz (Navarra) o en Sarria, relacionaban esta devoción con la asistencia que ofrecían a los peregrinos.
Algunos de los templos dedicados a María Magdalena son la basílica de Jerusalén; la iglesia asturiana de Avilés; la ermita de Cumbres Mayores, en Sevilla; la iglesia de Guriezo, en Cantabria; la iglesia de Zamora de Olivenza, en Badajoz, o el hospital Real de Almería. [IM]