XacopediaSantiago, Camino de

Deno-minación relativa a las rutas históricas de peregrinación que tienen como meta la ciudad de Santiago de Compostela. Es habitual utilizarla para referirse exclusivamente al Camino Francés, el itinerario que entrando en España por los montes Pirineos, desde Francia, a través de los ramales de Navarra (Camino Navarro) y Aragón (Camino Aragonés), continúa hasta Santiago por el norte peninsular (La Rioja, Castilla y León, y Galicia). Forma un único itinerario desde Puente la Reina (La Rioja).

Para determinados estudiosos y peregrinos ‘Camino de Santiago’ y ‘Camino Francés’ son sinónimos, por ser este el itinerario histórico jacobeo por antonomasia. Por tal motivo, ciertos expertos prefieren referirse a la totalidad de las rutas reconocidas hoy existentes con la expresión ‘Caminos de Santiago’, reservando ‘Camino de Santiago’ para el Camino Francés o Vía Francígena, término este último de muy escaso uso, en parte para evitar confusiones con el itinerario del mismo nombre que, a través de Italia, permite enlazar Roma y Santiago, entre otros itinerarios. Para otros, ‘Camino de Santiago’ es toda ruta así reconocida, tanto por existir documentación y huellas históricas que lo evidencien como por haber surgido, al amparo del renacer contemporáneo de las peregrinaciones jacobeas, como una vía para la peregrinación tradicional, realizada por medios no motorizados.

A los primeros les da la historia gran parte de la razón. La primera referencia al Camino de Santiago, citado como iter Sancti Iacobi, aparece en la Historia Silense (1110) y se refiere al llamado Camino Francés, fijado en el primer tercio del siglo XI. Entre otros monarcas, cita la Silense a Sancho el Mayor de Navarra como el responsable de hacer avanzar sin retroceso ‘el Camino de Santiago’ entre los montes Pirineos y Nájera (La Rioja). Es, además, la única ruta, al margen de las cuatro grandes vía de peregrinación francesas, que se cita y desarrolla en el libro V del Codex Calixtinus, en la primera mitad del siglo XII, donde aparece con una precisión descriptiva con la que no contó nunca -hasta el siglo XX- ninguna de las otras rutas jacobeas.

Serafín Moralejo ha clarificado como pocos esta posición. Afirma que ninguna peregrinación alcanzó a marcar tan intensamente su camino como la de Compostela. Dentro de las tres grandes peregrinaciones cristianas, ni Roma ni Jerusalén lograron tal grado de identidad con una ruta de acceso. Para Moralejo ello se debe a que a las tres urbes llevaban todas las vías, pero sólo en el caso de la compostelana “casi todas acababan por encontrarse en la que mereció, por justa antonomasia, el título de Camino de Santiago: el Camino Francés”. Y añade: “Por ‘Camino de Santiago’ entendemos no sólo un itinerario privilegiado entre otros, sino, sobre todo, un espacio ritual indisociable de la meta a la que conduce [...] En ninguna otra peregrinación se hizo tan evidente que la meta era, al fin y al cabo, el propio camino, el mismo peregrinar”.

Esta identificación resulta evidente en los muchos libros y guías editados desde el siglo XIX sobre los itinerarios jacobeos: siempre que se refieren al Camino Francés utilizan la expresión que nos ocupa, en tanto que si se centran en otras rutas jacobeas, emplean los términos que mejor identifican al itinerario del que se trate (Camino del Norte, Camino Portugués, Vía de la Plata, etc.).

A los segundos -los partidarios de expandir la expresión-, los defiende también en parte la historia y, sobre todo, la lógica de los tiempos. Hubo otros itinerarios jacobeos, aunque no alcanzasen el desarrollo, la identificación y afluencia del Camino Francés. Se constata en numerosos testimonios de literatura odepórica, en las relaciones de determinados hospitales en los que se cita el paso de peregrinos, en diversas advocaciones propias de estas rutas y a veces incluso en la toponimia. Por el hecho de ser vías de menos intensidad peregrina no se deben condenar al rechazo como ‘Camino de Santiago’. Sostienen, además, que todo itinerario con afluencia de peregrinos merece esta denominación, independientemente de su mayor o menor tradición histórica. Es lo que sucede sobre todo con los nuevos caminos jacobeos, en muchos casos de muy escasas o casi nulas referencias históricas, pero surgidos con vocación de actuar como itinerarios a Santiago, desarrollando poco a poco servicios y contenidos en tal sentido. Se sostiene que el Camino lo crean los peregrinos con su paso. En este caso, los peregrinos actuales.

Existe una tercera y más libérrima posición, la de quienes, sin rechazar la singularidad histórica de determinados itinerarios jacobeos, mantienen que el Camino de Santiago comienza en donde cada persona inicia la peregrinación. Es conocida la frase de que “el Camino de Santiago comienza en la puerta de la casa de cada peregrino”. [MR]

V. Francés, Camino / Ruta Jacobea / Santiago, Caminos de


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