Juan de Gante

Nombre con el que se conoce al duque de Lancaster y conde Richmond (1340-1399). Nacido en Gante, Bélgica, era hijo del rey de Inglaterra Eduardo III y Felipa de Henao. Estuvo casado en primeras nupcias con la hija del rey castellano Pedro el Cruel. Peregrinó a Santiago de Compostela en el año 1386. El motivo que declara para venir a Santiago era agradecer el beneplácito que el papa le había concedido para contraer matrimonio con Constanza. Sin embargo, detrás de las intenciones piadosas, se ocultaban fundamentalmente cuestiones políticas; el duque de Lancaster pretendía hacerse con la Corona de Castilla reclamando sus derechos como esposo de la hija de Pedro I.

Su expedición constaba de unos cien barcos, procedentes de diversos puertos desde Bristol a Newcastle. Venía además acompañado de caballeros, su esposa e hijos. Parece pues que la peregrinación sería un pretexto para emprender un viaje bélico para establecerse en la península.

En 1386 partió desde el puerto inglés de Brest para invadir A Coruña. Navegó hasta las costas gallegas durante cinco días, con viento favorable. La ciudad herculina fue defendida por sus habitantes de los ataques de las mesnadas del inglés, con la ayuda de peregrinos que conocieron el asedio al llegar a Santiago. La defensa resultó insuficiente porque A Coruña cayó en manos del de Lancaster, que luego peregrinó pacíficamente a caballo y a pie hasta la tumba del Apóstol con su familia. El Cabildo compostelano, a pesar de mostrarse reticente a aceptar al nuevo peregrino, salió en procesión para darle la bienvenida y le entregó las llaves de la ciudad. El poderoso duque de Lancaster instalaría su corte en Galicia durante casi diez años.

Su viaje es conocido gracias a las referencias de Froissart. Este describe la llegada a Compostela del duque: “En el primer viaje que hicieron, fueron a la catedral y todos sus hijos rezaron sus oraciones e hicieron valiosas ofrendas. […] los arqueros ingleses bebían tanto que estaban casi siempre borrachos y cogían fiebres, o por la mañana les dolía tanto la cabeza que no podían valerse en todo el día.”

Durante su estancia en Santiago, los duques intentaron hacer adeptos a su causa, pero su política no fructificó salvo la matrimonial, ya que concertó enlaces para sus dos hijas. [XIV]