Xacopediacruzados

Los cruzados, que te-nían como objetivo principal mantener en manos cristianas los lugares santos de Palestina, lograron cierta repercusión en el hecho jacobeo medieval. Hay noticias de que varias expediciones marítimas cruzadas, procedentes de zonas atlánticas europeas, hicieron escala en puertos gallegos por motivos relacionados con el abastecimiento o para remediar los efectos de algún temporal. Galicia se consideraría además una etapa en su ruta, con la intención de recabar la protección de Santiago el Mayor -primer mártir apostólico de Tierra Santa-. Esta relación sería todavía más fuerte en Roma, a donde se dirigían muchos cruzados para implorar la protección de San Pedro y San Pablo.

Los tres casos más significativos -hubo alguno más- de cruzados peregrinos a Compostela se constatan entre mayo y junio de 1147 -segunda cruzada- cuando más de diez mil soldados ingleses, flamencos y alemanes se detienen en la zona de Viveiro, tras padecer mal tiempo en Bretaña, y siguen ruta hacia la ría de Muros, desde donde se dirigen a Santiago. Destaca también la estancia de unos mil quinientos cruzados en 1189 (tercera cruzada) procedentes de Inglaterra. Ya en el siglo XIII, en 1217, llegó al puerto coruñés una gran expedición de cruzados de varios países europeos, entre los que había alemanes, holandeses, noruegos, belgas... que en poco más de veinticuatro horas peregrinaron a Santiago y regresaron a la urbe herculina para continuar viaje hacia la siguiente escala, en Lisboa.

El experto alemán Klaus Herbers señala que los compostelanos tenían miedo a los cruzados, temerosos de que les pudiesen robar la cabeza de Santiago. Era un sentimiento compartido en buena medida por las poblaciones costeras, en este caso preocupadas ante las reacciones de este tipo de incontrolables visitantes.

Las cruzadas coinciden con los momentos de mayor esplendor de las peregrinaciones compostelanas, que se prolongan, en distintos períodos, desde finales del siglo XI hasta casi el final del XIII. Esto lleva a que el voluntarioso y exacerbado espíritu cruzado, que anteponía la causa espiritual sobre cualquier otra, contagie todo el mapa europeo, haciendo de la peregrinación un camino penitencial que puede sustituir, llegado el caso, al que lleva a Tierra Santa. Las dificultades y extremos peligros en los santos lugares eran casi constantes, lo que jugaría a favor de la alternativa compostelana. Como ya dijimos, muchos peregrinos sabían que Santiago había sido mártir en Jerusalén, por lo tanto, ¿quién mejor que él para entender y comprender sus desvelos espirituales, aunque estos no pudiesen concluir en Palestina?

Es necesario, sin embargo, hacer una matización. Las cruzadas iban, en cierto sentido, contra la moral primigenia del cristianismo, por lo que los papas no siempre las consideraron una forma estricta de peregrinación. Aun así las dotaron de beneficios espirituales. Las primeras indulgencias plenarias surgieron vinculadas a este fenómeno. Es lo que en algún caso se llamó la peregrinatio sacra. La cruzada se consideró un tiempo jubilar especial, ya que el excepcional sacrificio de quien participaba en ella tenía como resultado la gracia de Dios. Quizá por ello, muchos cruzados se veían como peregrinos, y pretendían demostrarlo visitando, camino de Tierra Santa, Roma y Santiago.

Para el alemán Ernst-Dieter Hehl, el cruzado se diferencia del peregrino desde el momento que practica la guerra santa [la gesta dei], una imitación de Cristo que se sustancia en el desprecio de la propia vida a favor de la de los demás. El peregrino, por el contrario, realiza su pacífica acción mostrando una especial abnegación hacia lo sagrado y hacia Cristo. Al final, ambas formas de sacrificio resultarían ser supremos gestos de aproximación a Dios para la mentalidad medieval. [MR]

V. Tierra Santa, peregrinación a


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